COMPORTAMIENTO ETICO DEL INVESTIGADOR.
La
responsabilidad de los científicos frente a las consecuencias o resultados de
sus investigaciones. Este es un aspecto particular de una cuestión de mucho
mayor amplitud: el modo de usar el saber científico. Resulta notorio cómo a
estas alturas gran parte de los científicos e investigadores desarrolla su
labor en el área militar. Significa que nada menos que la tercera parte de la
investigación actual se dedica a la “ciencia” de matar dejando en cuestión
temas como los derechos humanos, la razonabilidad de los propios científicos y
otros. La ciencia pues, no sustrae al científico de la responsabilidad de
preguntarse a sí mismo por el sentido de su trabajo, el objetivo de sus
investigaciones y asuntos similares.
Otro
aspecto de gran relevancia a tener en cuenta es el de los avances en materia
genética, desde la clonación de una oveja hace unos años hasta el preguntarse
si se ha incursionado en la era del homo clonicus ya configura inquietante
cuestionamiento. Es entonces una gran responsabilidad de los científicos el
cuestionarse a cada tanto por el objetivo de sus investigaciones y el uso de
sus resultados.
Las
frases “la ciencia al servicio de los seres humanos”, “la ciencia al servicio
de la vida”, “la ciencia dirigida a satisfacer las necesidades de la sociedad”
quedan muchas veces reducidas a simples injerencias tópicas si los científicos
se desproveen de las consideraciones éticas que involucran no solo la ética de
la ciencia, sino, y principalmente, la ética de los científicos de lo cual, a
mi criterio deriva todo el resto del tema.
La
coherencia entre las conclusiones científicas a las que llega el investigado y
su modo de vida, es un aspecto ético de gran importancia. Se señala en el texto
como incoherente el investigar, por ejemplo, sobre los daños del tabaco a la
salud humana mientras se es un fumador empedernido. La simpleza de este ejemplo
puede resultar engañosa y peligrosa. En realidad, no existe posesión de la verdad
sino una búsqueda incansable y el esfuerzo para develarla y nadie tiene derecho
a imponer a los demás una interpretación particular..
La
adhesión y la defensa de determinadas formulaciones teóricas y conclusiones
científicas no deben expresarse dogmáticamente sino que deben respetar el
derecho de vivir según las propias ideas y de criticar aquello que nos parezca
incorrecto, lo cual además constituye un deber.
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